La siesta en los niños. Todo lo que hay que saber
Igual que es importante prestar atención y cuidado en que los niños puedan dormir bien por la noche cuando se van a la cama, también hay que hacer lo propio con la siesta. En concreto, se considera que esta también es fundamental a la hora de conseguir que estén perfectamente descansados, que cuenten con energía, que no estén irritables y que luego no se queden dormidos “por las esquinas” a horas que no son las adecuadas.
Por ese motivo, te puede resultar interesante este artículo en el que vamos a adentrarnos en esa mencionada siesta, en cómo y cuándo fomentarla en los pequeños.
¿Hasta qué edad?
Existen muchas teorías y opiniones acerca de hasta cuándo deben dormir los niños la siesta de manera casi obligada, pensando en su bienestar. No obstante, quizás la más generalizada es que deben llevarla a cabo hasta que cumplen cuatro o cinco años de edad.
La duración
Si hay muchas ideas encontradas sobre la edad máxima para que se establezca como obligación la siesta, también existen en torno a cuánto tiempo debe durar la misma. Al respecto lo que podemos determinar es que no existe una regla general para todos los pequeños, pues cada uno es un mundo, y también dependerá de la edad que tengan. Así, por ejemplo, habrá menores que descansen perfectamente en media hora y otros que necesiten más.
Eso sí, en todo momento los padres deben controlar que no se duerman demasiado tiempo, es decir, que no sean más de dos horas porque eso influirá de manera negativa a la hora de irse a la cama por la noche.
Beneficios de la siesta
Además de todo lo expuesto, se hace necesario concretar porqué es realmente beneficiosa la siesta en los niños. Para muestra, un botón:
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Les ayuda a reponer fuerzas después de una mañana ajetreada o incluso tras una noche en la que, por pesadillas o enfermedad, no han descansado como es debido.
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Contribuye a que se encuentren de mucho mejor humor, a que no estén irritables durante toda la tarde.
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Se considera, de igual modo, que es una estupenda herramienta para lograr que duerman más y mejor cuando llegue la noche.
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Diversos estudios acometidos en los últimos años al respecto, han venido a dejar patente que la siesta no sólo pone su granito de arena para mejorar el aprendizaje de los menores sino que, además, les ayuda a liberar el estrés y la ansiedad.
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Asimismo hay que tener en consideración que se cree que dormir después de comer es muy útil para mantener a raya la hiperactividad de ciertos pequeños.
Consejos para que echen la siesta
Una vez conocidos todos los aspectos anteriormente expuestos, también es fundamental que se tengan en consideración una serie de recomendaciones que ayudarán a que los niños echen la siesta y que lo hagan de la manera más correcta y beneficiosa posible:
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Es fundamental que se establezca una rutina, para que así sean conscientes cuándo les toca ir a echar la siesta y no propicien ningún tipo de discusión.
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Para lograr favorecer la misma, es importante que los adultos hagan utilización de ciertos recursos que saben que sus hijos asocian con el sueño, como puede ser, por ejemplo, el peluche con el que duermen.
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Lo ideal es que se duerman después de comer, para evitar que les pueda entrar sueño avanzada la tarde ya que querrán dormir en ese instante y eso disminuirá su descanso nocturno.
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Es importante que el descanso se realice sin tener todas las persianas bajadas, hay que dejar un poco de luz para que así puedan diferenciar de forma clara lo que es dormir por la noche y la siesta.
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Ni que decir tiene que es importante que la asocien a tiempo de descanso, por lo que si no se quieren ir a la cama, no pasa nada, se les puede tumbar en el sofá.
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Nada de ponerles pijama, eso es para la noche.
Otros datos de interés
Para poder completar toda la información que te hemos dado sobre la siesta, queremos presentarte otros datos importantes como estos:
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Cuando un niño no quiere dormir la siesta, no hay que obligarle. En ese caso, se debe optar por tumbarse en el sofá y darle algún juguete o artículo que asocie con el descanso pues, al final, no podrá evitar caer en los brazos de Morfeo.
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Los fines de semana pueden ser aprovechados para que padres e hijos la duerman juntos.
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Hay circunstancias que pueden alterar el hábito de la siesta, como vacaciones, y no pasa nada. Pero hay que intentar mantenerlo dentro de lo que sea posible.
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Se considera que este descanso después del almuerzo contribuye de manera notable a que los niños mejoren su capacidad de memoria así como el aprendizaje de vocabulario, entre otras cosas..